
En este artículo, exploramos si los purificadores de aire realmente ayudan a combatir la contaminación y los alérgenos en el hogar.

La calidad del aire que respiramos es un tema que preocupa cada vez más, especialmente en un contexto de creciente urbanización y contaminación atmosférica. En verano, esta preocupación se intensifica en lugares como España, donde el clima seco y la ausencia de lluvias agravan la situación. A ello se suma la temporada de floración, que dispara los niveles de polen y las alergias. En este escenario, los purificadores de aire domésticos se presentan como una posible solución, pero ¿son realmente efectivos?
La contaminación atmosférica no se limita a las calles de nuestras ciudades. Muchas partículas dañinas, producidas en el exterior, logran infiltrarse en nuestros hogares, mientras que otras se generan dentro de ellos. Entre los contaminantes más comunes se encuentran:
● Partículas en suspensión (PM2,5 y PM10): son partículas diminutas que pueden ser inhaladas por los pulmones y causar problemas respiratorios. Pueden proceder de diversas fuentes, como los gases de escape de los vehículos, las emisiones industriales y el polvo de obras y carreteras.
● Óxidos de nitrógeno (NOx): gases generados por los vehículos y las industrias, que irritan las vías respiratorias y contribuyen al smog.
● Dióxido de azufre (SO2): producido al quemar combustibles fósiles, puede causar problemas pulmonares y está relacionado con la lluvia ácida.
● Monóxido de carbono (CO): un gas peligroso que, en altas concentraciones, puede ser letal.
● Ozono troposférico (O3): aunque es esencial en la atmósfera superior, al nivel del suelo puede causar irritación respiratoria y agravar afecciones como el asma.
● Compuestos orgánicos volátiles (COV): sustancias químicas presentes en pinturas, disolventes y productos de limpieza que pueden tener efectos inmunológicos y ser cancerígenas.
A esto se suman elementos que se encuentran en el aire del interior de los hogares, como:
● Ácaros del polvo: diminutos arácnidos que se alimentan de células de piel muerta y son una fuente común de alergias.
● Polen: que entra desde el exterior y afecta especialmente a las personas alérgicas.
● Pelo y caspa de mascotas: que contribuyen al polvo y pueden desencadenar reacciones alérgicas.
● Esporas de moho: liberadas en ambientes húmedos, afectan a las vías respiratorias.
● Bacterias y virus: presentes en el polvo y responsables de infecciones respiratorias.
● Productos químicos domésticos: provenientes de limpiadores, aerosoles y productos de cuidado personal.
Los purificadores de aire están diseñados para filtrar estas partículas, mejorando la calidad del aire interior y ayudando a reducir los efectos nocivos de la contaminación y los alérgenos. Estos dispositivos están disponibles en diferentes tamaños y capacidades, desde modelos portátiles par habitaciones pequeñas hasta sistemas completos para todo un hogar.
Diversos estudios han analizado la eficacia de los purificadores de aire en diferentes contextos. Algunos de los resultados más destacados incluyen:
● En tres ciudades europeas, los purificadores de aire lograron reducir las partículas finas (PM2,5) entre un 45% y un 69% en dormitorios.
● En aulas de colegios públicos del noreste de Estados Unidos, se constató una reducción significativa de PM2,5 y otras partículas, mejorando la calidad del aire para los estudiantes.
● Un estudio en hogares estadounidenses mostró una reducción del 96% en partículas finas a corto plazo (5 minutos) y entre un 29% y un 37% en endotoxinas bacterianas y partículas en el aire a largo plazo.
● En Chipre y Creta, durante tormentas de polvo, el uso de purificadores en hogares y aulas protegió a personas con asma y otras afecciones respiratorias, demostrando ser una medida eficaz en situaciones extremas.
Para quienes padecen alergias, asma u otras afecciones respiratorias, o para quienes buscan mejorar la calidad del aire en sus hogares, un purificador puede ser una inversión valiosa. Aunque no elimina por completo los contaminantes, puede reducir significativamente su concentración, proporcionando un ambiente más limpio y saludable. En un mundo donde la contaminación atmosférica parece imparable, contar con un refugio de aire limpio en casa es un alivio para nuestra salud y bienestar. A la larga, cuidar el aire que respiramos no solo nos protege de enfermedades, sino que también mejora nuestra calidad de vida.